Por Federico Buiter, CEO de Integrity Latin America.

Durante las últimas semanas la pandemia Coronavirus (COVID-19) ha afectado a las empresas alrededor del mundo, no solo en el bolsillo de las personas, sino también en los mercados de valores y empresas al tomar medidas extraordinarias como cerrar comercios, empresas y prohibir en algunos países la movilidad de las personas, reduciendo la producción, consumo y turismo de los países más afectados. 

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el crecimiento económico mundial se reducirá por efectos de la pandemia durante el presente año. Por su parte la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) prevé una disminución del crecimiento global hasta menos del 2.5%, en medio de un escenario a la baja con un déficit de dos billones de dólares en el ingreso global. 

La Bolsa y Mercados de Valores se ven afectados al mismo tiempo que las empresas bajan su producción y las personas minimizan su consumo, ya que una gran cantidad de empresas comercializan su valor y las materias primas. Por otra parte, se producirá un gran impacto en la economía en los próximos meses, la Organización Internacional del Trabajo menciona que podrían perderse de 5.3 a 24.7 millones de empleos. 

Aunque hasta el momento la Jornada Nacional de Sana Distancia se prevé termine el 30 de mayo del año en curso, y extendiéndose hasta el próximo mes de julio en las principales ciudades del país o actividades “No esenciales”, dejando a la deriva un sinfín de negocios y empleados nacionales.  

La economía mexicana se verá afectada no solo por la proliferación del Coronavirus y el actual sistema de salud, sino también por los efectos económicos provenientes del resto del mundo como el turismo, las exportaciones, importaciones y claramente el petróleo, pues no se están consumiendo las cantidades del crudo como antes y provocando una guerra virtual entre Arabia Saudita y Rusia. 

Ante este escenario existe una tendencia a disminuir la producción fabril de naciones afectadas y en cuarentena por el virus, minimizando la reducción en el gasto de combustibles y también la extracción y venta de petróleo, y perjudicando la anteriormente guerra virtual entre los grandes productores. 

En días pasados vimos como el costo del barril de petróleo de desplomó, llegando a niveles históricos, esto se debe a que la capacidad de almacenamiento está muy cerca de sus límites y podría ser sobrepasada en poco tiempo si la situación de contingencia de salud persiste por los siguientes factores:

  • Crisis mundial causadas por la paralización de grandes actividades económicas
  • El fin del acuerdo de tres años sobre cuotas de producción acordadas previamente por productores miembros y no miembros de la OPEP.
  • La tendencia de los países productores a compensar la caída de los precios con aumentos de la producción y exportación. 

La Unctad situó este entorno de reducción de crecimiento a los países exportadores de petróleo entre las economías más afectadas, como México, junto a otras industrias generadoras de productos básicos, en los cuales podrían perder un punto porcentual de incremento económico. Para los países productores de petróleo como México, tendrá como resultado una recesión económica para nuestro país y, con una gran probabilidad, para el mundo. 

Como resultado del coronavirus, la contracción económica mundial alcanzaría 0.2% en el año, la economía estadounidense también tendría una caída del 0.2%, mientras que China reportaría un crecimiento anual menor a 1%, América Latina caería poco más de 2%, y la contracción mexicana alcanzaría poco más de 1.5% en el 2020.

Ante las pérdidas económicas originadas por la pandemia y el bajo costo de del barril de petróleo, el gobierno se verá en la necesidad de recortar muchos de los programas priorizando algunos y afectando o desapareciendo otros. Y dada la situación de salud por la que atravesamos, la inversión en salud y seguridad serán dos de las más demandadas por los ciudadanos. 

Los Directores de Finanzas tendrán una tarea muy importante en las próximas semanas, ya que deberán revisar a detalle los análisis de procesos que tienen implementados actualmente en su organización aprovechando esta crisis financiera para detectar redundancias o pasos innecesarios que pudieran ahorrar costos. Así mismo, es muy posible que muchas empresas tendrán que rematar productos de su inventario para minimizar la merca o costo de almacenaje. 

Las empresas también requerirán tener una suficiente liquidez para neutralizar la estabilidad; si bien adquirir una deuda puede ayudar a solventar compromisos, ésta se deberá implementar siempre y cuando se mantenga por debajo del 30% del valor de los activos. La contingencia sanitaria puede durar entre 12 a 16 semanas; sin embargo, la recuperación económica tardará al menos un año.